jueves, 23 de diciembre de 2010

Cosas sencillas que hacen la vida más agradable

El otro día, en el metro ligero (ese híbrido entre metro y tranvía que va todo menos ligero...) ví cómo entraba el conductor y se preparaba para llevarnos a nuestro destino. Es algo que había visto cientos de veces, pero como ese día no llevaba libro en el que centrar mi atención, empecé a divagar y a pensar...
Pensé que sería agradable que entrara en su cubículo y cogiera el micrófono y se dirigiera a los pasajeros con un "buenos días a todos". Y seguí divagando y recordando a un antiguo compañero que decía que sería estupendo que la vida fuera como un musical, aunque eso da para otro post.
Y seguí pensando. Un saludo y una sonrisa hacen que la vida sea más fácil. No hay nada como dirigirse a alguien y que éste te responda con una sonrisa en los labios. ¿Cuántas veces llamamos a servicios de atención al cliente y nos tratan de manera grosera? Si en su manual de estilo les dijeran que tienen que sonrerír seguro que habría más clientes satisfechos.
Supongo que será por el espíritu navideño que nos impregna en estas fechas. Y me refiero al de verdad, al de compartir, querer y respetar a los demás, y no al consumista (que dada la crisis y que no me ha tocado la lotería, voy a desechar este año...).
Pero sería bueno que todo el mundo mantuviera un poco este espíritu durante todo el año. Que todos nos levantáramos cada día con nuestra canción favorita. Todos tenemos una canción que nos hace sonreír y que nos gusta cantar a grito pelado, pues esa debería ser el tono de nuestro despertador.
Y cosas tan sencillas como un "hola", "buenos días", "gracias", etc. deberían estar siempre en nuestras conversaciones, son cosas que hacen la vida más agradable y llevadera. Al fin y al cabo, estamos aquí para disfrutar, no?
Y a vosotros, ¿qué os hace la vida más agradable?

viernes, 17 de diciembre de 2010

De controladores, aeropuertos, nevadas y maletas extraviadas

Ya ha pasado más de una semana después de nuestras mini vacaciones de diciembre. Llevaba meses preparando estos días. Nos íbamos a Disneyland París con mis suegros, y como era la primera vez que iban a ver el parque en Navidad (para mí, la mejor época para visitarlo) quería que fuera especial. La verdad es que estaba bastante más nerviosa que en otras ocasiones y ahora, ya a toro pasado, está claro el por qué.
El viernes, 3 de diciembre, a eso de las 18:00 me llama mi suegra dándome la fatídica noticia del cierre del espacio aéreo gracias a la baja repentina de los controladores.... Aunque nerviosa y preocupada, pensé que al día siguiente estaría todo solucionado cuando me levantara, pero nada más lejos de la realidad. La verdad que ese día no se lo deseo a nadie, fue uno de los peores de mi vida, y la impotencia que sentía era indescriptible. No voy a entrar a hablar de los controladores, porque, francamente, no merecen que les hagamos caso ni que le dediquemos palabras. Sólo espero que tengan su merecido y que pasen por lo que han hecho pasar a millones de personas.
Afortunadamente, nuestro vuelo salía el domingo a las 8:00 de la mañana, así que a última hora del sábado nos decidimos a hacer las maletas. Iberia dijo que restablecía sus vuelos el domingo a las 6:00, así que teníamos alguna esperanza, aunque no descartábamos que tuviéramos que volver a casa con las ilusiones truncadas.
Y la suerte estuvo de nuestra parte, porque el vuelo salió sólo con media hora de retraso y sin problemas.
El día de nuestra vuelta, el miércoles por la mañana empezó a nevar en París. Y la nieve era tan fuerte que bromeábamos diciendo que a ver si salía el avión, jaja. Nunca más haré bromas de ese tipo.
Nos iban a recoger al hotel tres horas antes de la salida de nuestro vuelo, pero, dado el estado de las carreteras, nos llamaron para ver si podíamos quedar antes. Sólo deciro que para 40 km. que hay desde el hotel al aeropuerto tardamos más de 4 horas. Los automóviles estaban parados en medio de la carretera, eso sí, toda nevada y muy bonita. Los camiones atravesados, retenciones, carteles que anunciaban interminables atascos...
Viendo que era imposible llegar, llamamos a Iberia para intentar cambiar el vuelo y nos dicen que el aeropuerto está cerrado y nuestro vuelo cancelado... y que nos pueden reubicar en un vuelo al siguiente día... Mi cuñado me llama y me dice que imposible encontrar hotel cerca del aeropuerto para esa noche, así que decidimos ir al aeropuerto, para pasar la noche. Una vez allí, vemos que no está cerrado, que sale algún vuelo y que el nuestro está retrasado, no cancelado. Vamos al mostrador de Iberia y le explicamos la situación y  nos dice que quién nos ha dicho que el vuelo está cancelado. ¡Pues alguien desde España, yo qué sé! Empieza diciendo que no puede hacer nada, pero tras insistir, nos dice que vayamos a facturar, a ver qué nos dicen allí.
Vamos a facturar y una señorita nos dice que no puede facturarnos porque tenemos vuelo para el día siguiente, que lo intentemos en otro mostrador, donde hay una encargada. Imaginaros los nervios que teníamos!!! Vamos al otro mostrador, empiezo a contar la historia y me dice la chica que no nos preocupáramos y nos saca directamente los billetes y nos factura las maletas. Eso sí, nos dice que está bastante restrasado, pero a nosotros no nos importaba, íbamos a salir esa noche!!!
Al final salimos a las 23:15. El Gordito se quedó dormido, aunque se despertó un par de veces. Llegamos a las 1:15 a Madrid, pero todavía nos quedaba una sorpresa más: las maletas. Resulta que no cargaron el avión al completo por problemas con la metereología. De hecho, llegó otro vuelo estando nosotros poniendo una reclamación y les pasó lo mismo.
Nos dijeron que nos llevarían las maletas el jueves por la tarde, la final fue el viernes por la mañana, pero todo llegó bien, sano y salvo (sobre todo las compritas que habíamos hecho, jeje).
Pero, todo esto, no podrá empañar los maravillosos días que pasamos allí, viendo al Gordito disfrutar con sus personajes favoritos, montando en tren, incluso en paracaídas, y viendo nevar como nunca habíamos visto. Al fin y al cabo, son meras anécdotas que ocurren en todos los viajes.


lunes, 1 de noviembre de 2010

Cabezonerías

Hoy el Gordito estaba comiendo estupendamente, unos coditos con tomate, para dar más detalles. Pero, de repente, se le han cruzado los cables y ha dejado de comer...
- Venga, come un poco más...
- ¡No!
- Vamos, Gordito, que si no no vas a poder leer los cuentos nuevos...
- ¡No! (como se puede comprobar, está en una fase muy negativa)
Después de cientos de "¡No!" y alguna que otra amenaza, le he llevado a su habitación, para que recapacitara, el famoso "rincón de pensar". Al minuto, he ido a la habitación y le he preguntado:
- ¿Vas a comer?
- ¡NO!
Y me ha cerrado la puerta en las narices. He vuelto a repetir la pregunta y él ha vuelo a repetir la respuesta...
Finalmente, ha salido de la habitación, ha vuelto a sentarse en la mesa y le he preguntado:
- ¿Vas a comer?
Y la respuesta, es fácil de adivinar:
- ¡NO!
Y ha cogido, ha salido de la cocina, se ha metido en su habitación y ha cerrado la puerta...
Nos ha dejado a cuadros, y nos hemos echado a reir... Estos mocosos... no llega a tres años y es cabezón como él sólo, no quiero ni pensar lo que nos puede deparar el futuro, no muy lejano...

Bueno, finalmente, ha comido, ha leído los cuentos y se ha ido a echar la siesta... un poco de paciencia es a veces la medicina que necesitan estos niños...

lunes, 18 de octubre de 2010

Mariposas en el estómago

Esta mañana, mientras salía del metro, me he sentido sola. He visto a una madre de la mano de su hijo y rápidamente lo he comprendido. Me faltaba la mano de mi Gordito. Parece mentira, pero me he acostumbrado tanto a él, a llevarle en su carrito, en su triciclo, con la bici, de la mano, tirando de él, en brazos, etc., que, ahora, al ir sola, me sentía vacía. Y unas mariposas han llenado mi estómago.

Era como el sentimiento de las primeras veces que quedas con alguien, algo que la rutina hace que desaparezca, pero es un sentimiento tan bonito, como las palabras que suelen describirlo, mariposas en el estómago.

Algún día me tendré que acostumbrar de nuevo a que mi pequeño quiera ir solo y se suelte cada vez más de mi mano, que se aparte de mi lado, incluso, que no quiera salir conmigo a la calle. Pero, mientras tanto, habrá que aprovechar...

martes, 12 de octubre de 2010

Mal de muchos...

Durante este largo puente he leído un artículo titulado "Me veo como mi madre en los setenta" y la verdad es que me he deprimido bastante. Tengo 35 años, llevo casi un año en el paro y un hijo de casi tres. Mis opciones laborales son muy, muy escasas. Así que, después de que mis padres se esforzaran por darme una educación que ellos no tuvieron, para que tuviera una buena carrera y un futuro profesional brillante, me he quedado estancada.

Y ahora estoy en la misma situación en la que se vió mi madre, aunque con un título colgado en la pared (bueno, no exactamente, creo que está en algún sitio del trastero, nunca me ha preocupado ese tipo de cosas). Y con esto no quiero menospreciar el trabajo de mi madre, para nada, estoy superorgullosa de ella y la echo muchísimo de menos, todos los días, y siempre le estaré muy agradecida por todo lo que me dio.

Sin embargo, no puedo dejar de pensar que esto de la liberación de la mujer y su incorporación a la vida laboral no es más que una tomadura de pelo. Nos han invitado a estudiar, nos abren las puertas de las empresas, en algunas compañías, incluso, te dejan tomar puestos de responsabilidad... pero cuando decides formar una familia, la cosa cambia.

De la noche a la mañana, esa empleada ejemplar es vista con otros ojos, aunque sigue desempeñando su trabajo con eficacia, más que el resto de los compañeros masculinos (éste es otro problema de las mujeres, tenemos que demostrar lo que valemos más que los hombres). Y luego, que si la baja por maternidad, reducción de jornada, etc. Y para la empresa, dejas de ser rentable (eso alegan).

Así que al final te ves obligada a volver a casa, pero bueno, todavía tienes tu familia, piensas. Pero el tiempo va pasando... Mientras vas cobrando el paro, bueno, al menos todavía aportas algo a la economía familiar... y qué pasará después? Llegará un momento que tendrás que depender económicamente de tu pareja, tú que siempre habías alardeado de tu independencia. Ni siquiera tendrás tarjeta de la seguridad social, serás una beneficiaria de tu pareja, serás una ama de casa y te dedicarás a las tareas del hogar... (por cierto, la Comunidad de Madrid ya indica que mi situación laboral es tareas del hogar, sino desempleada, algo es algo...)

Y mientras sigues buscando trabajo, pero nada de nada, mucha oferta para becarios, muchas empresas que descartan tu candidatura (será porque estoy en edad de merecer???) y día a día te sigues deprimiendo y cayendo en un pozo sin fondo. Tampoco te arreglas, total, no te ve nadie y hay días en los que sólo te apetece ir de la cama al sofá y del sofá a la cama (pero no precisamente como en el anuncio de Ikea)...

Y lees que no eres la única, que en la actualidad hay muchas mujeres que están en tu misma situación. Y te viene a la memoria el viejo dicho de "Mal de muchos, consuelo de tontos" y sueltas una sonrisilla. Y, como decía una de tus heroínas de la niñez, Escarlata O'hara, "mañana será otro día" y quizá mañana me toque la lotería o encuentre trabajo o tal vez mi pequeño me dirá lo importante que soy para él...

lunes, 27 de septiembre de 2010

Mi Gordito, el ciclista

Kikodil, la bici-cocodrilo del Gordito
Hace más o menos un mes le compramos una bici al Gordito. Yo pensaba que era demasiado pronto para mi chiquitín, pero su papi estaba empeñado en comprásela ya, porque si Valentino Rossi montaba en moto con dos años, cómo no iba a hacerlo su hijo..., en fin, la típica competitividad masculina.
Sólo le puse una condición, que no agobiara al Gordito demasiado, porque si le cogía manía a la bici, pues iba a ser peor. Y, por una vez y sin que sirva de precedente, me ha hecho caso y no ha agobiado al niño, demasiado...De hecho, el primer día dijo que le pasaba lo mismo que cuando intenta enseñarme a conducir, que quiere que haga las cosas bien y rápidamente, pero que no hay manera. Y lo le respondí, que parte de la culpa es suya, porque se pone muy alterado y altera a los demas... pero, bueno, mis problemas con el coche dan, más que para un post, para un libro entero...
El caso es que Gordito ha ido aprendiendo a su ritmo, al principio le teníamos que ir empujando (bueno, yo no, el padre, ya que fue idea suya, que se desrriñonara él, jeje); después hacía una especie de media pedalada con la que, incomprensiblemente, cogía velocidades de vértigo; el siguiente paso era empezar a frenar, y la verdad es que en las cuestas se maneja estupendamente.
Y por fin, ayer, se arrancó a pedalear de verdad! Hasta ayer daba alguna pedaladas completas, pero en seguida volvía a su rutina de "p'alante/p'atrás". Sin embargo, llegó un momento en el que empezó y siguió, y siguió pedaleando como un campeón. Vamos, que papi tuvo que ir detrás de él corriendo porque no le alcanzaba...
Así que ahí estaba mi Gordito, que no llega todavía a los tres años, volando como Induráin. Ya sé que debería decir cual Contador, pero, comprendedme, ya tengo una cierta edad y crecí con los records de Induráin...
Y mientras le veía volar no pude más que pensar en lo rápido que pasa el tiempo y que hace nada era un bebito recién nacido al que podía acurrucar perfectamente en mi seno... y ahora no hay quien le agarre!!!

jueves, 23 de septiembre de 2010

Los primeros días

Esta mañana, al llevar al Gordito a la guarde, salía una madre que se limpiaba torpemente los ojos intentando disimular unas lágrimas. A los dos minutos, ha vuelto a la guarde. Decía que con las prisas y su llanto no le había dado tiempo a decir quién era el niño... Pobrecita, era el primer día de su hijo en la guardería y eso es duro, muy duro. Tienes miedo de cómo estará, si le tratarán bien, si le has dejado en buenas manos, ¿realmente es necesario llevarle tan pequeño a la guarde? Miles de preguntas te asaltan en ese momento.

Me ha hecho recordar el primer día de mi Gordito. Afortunadamente, le dejé en la guardería de una amiga, por lo que conocía perfectamente las instalaciones, el proyecto educativo y a las profesoras. Pero la sensación de abandono no desaparece y las lágrimas afloraron en mis ojos.

Y me ha dado por pensar en más o menos dentro de un año, cuando mi Gordito tenga que ir al colegio de verdad. Entrará en un  nuevo mundo, sin el apoyo de sus profes a las que ya conoce, pasará a ser uno más dentro de un gran colegio y me pregunto si lo pasará muy mal...

Y es que esta vida está llena de primeros días, y en todos nos encontramos con dudas y temores. Y es que los primeros días son aterradores...

Nosotras, como mamis, también tenemos que pasar  por muchos primeros días, espero que podamos ayudar a nuestros pequeños para que sean más sencillo. Al fin y al cabo, estamos aquí para abrirles camino, ¿no?

sábado, 11 de septiembre de 2010

El mito de la conciliación

La liberación de la mujer supuso su incorporación al trabajo. La incorporación de la mujer a la vida profesional remunerada supuso, no un cambio de roles, sino un papel más para la mujer, es decir, que además de asumir las funciones de su carrera profesional, tenía que seguir desempeñando las tareas del hogar, si no todas, la mayoría, porque el hombre aunque colabora cada día más, no suele ser lo que se podría denominar como un auténtico compañero de tareas.

En la sociedad actual si una mujer antepone su carrera no se la suele ver como a una mujer de éxito, sino como a una ambiciosa sin sentimientos. Por el contrario, si prefiere volcarse en su familia o centrarse en su maternidad, es prácticamente una fracasada.

Encrucijada

Entonces, ¿qué se supone que debe hacer la mujer liberada? Ante todo, mirar por ella misma y decidir lo que ella prefiera, que será la decisión acertada. Incluso, puede intentar hacer las dos cosas, y aquí es donde, desgraciadamente más problemas va a encontrar.

Ni los planes de conciliación impulsados por las empresas presuntamente concienciadas con estos asuntos ni las acciones emprendidas por el Ministerio de Igualdad español consiguen la conciliación real entre la vida familiar y profesional.

¿Responsabilidad social?

Por un lado, están muchos empresarios, que pregonan a los cuatro vientos lo socialmente responsables que son, pero a la hora de implantar esas medidas realmente en su empresa no lo ven tan claro. Ni a la hora de promocionar a las personas (ya sean madres o padres, en esto no hay discriminación) que tienen fuertes dependencias familiares.

Por ejemplo, la reducción de jornada por maternidad, contemplada en España como un derecho hasta que los hijos cumplan 8 años. Y esa reducción en la jornada laboral conlleva, naturalmente, una reducción de sueldo, pero no conlleva necesariamente, una reducción en el trabajo que la persona saca a diario.

Es más, en la mayoría de los casos, las trabajadoras afectadas por una reducción de jornada por maternidad realizan el mismo trabajo que el resto de empleados. Por tanto, es, si se permite la expresión, un chollo para los empresarios, ya que pagan menos por el mismo trabajo, y como siempre, el único perjudicado es el trabajador. Sin embargo, las trabajadoras con reducción de jornada por maternidad son vistas por los empresarios como una lacra.

Teletrabajo


¿Y el teletrabajo? Otra utopía. En España no hay una concienciación generalizada sobre la realidad y la necesidad del teletrabajo. Muchos todavía piensan que el trabajo en casa es una forma más de fomentar el absentismo laboral y que realmente no se trabaja.

Pero esas mismas personas no se dan cuenta de que muchas veces es una necesidad y la única forma real de conciliar las dos vidas de la personas. Pero las empresas se suelen negar a conceder esta opción, pese a que las funciones del puesto de trabajo lo permitan.


Y por otro lado, están las administraciones públicas. Hablando por ejemplo del Ministerio de Igualdad, una de las últimas noticias que ha dado es la propuesta de prohibición de algunos cuentos clásicos considerados sexistas, como Blancanieves. La posición de la mujer en estos cuentos es de sujetos totalmente pasivos, que viven esperando a que llegue el príncipe azul y les salve de la bruja.


En la actualidad, la posición de la mujer/madre trabajadora es la de un sujeto pasivo, esclavizado por el trabajo y que espera que llegue la encarnación de su príncipe azul, es decir, el Ministerio de Igualdad, para que la salve de su aterradora situación.


¿Qué deparará el futuro?

Puede que esos cuentos sean sexistas, pero es a lo que la sociedad va a tener si no se realizan acciones que realmente favorezcan la conciliación. Si la mujer no puede compatibilizar su vida profesional con la personal, tendrá que quedarse en casa para cuidar de su familia y cuando quiera reincorporarse a las empresas tampoco querrán incorporarla porque o habrá estado muchos años fuera del mercado laboral o será “mayor” para el puesto.


Al final, no le quedará otra opción que quedarse en casa, tal y como lo hicieron sus abuelas. Al final, la liberación de la mujer la volverá a esclavizar.

Pero, pese a estos datos, la mujer española sigue apostando por la maternidad, tal y como muestra el Informe Nacional sobre la Infancia y la Maternidad en España 2010, realizado por Chicco, donde se refleja que el 54% de las mujeres españolas de entre 18 y 45 años ya son madres y que el 46% piensa tener hijos en el futuro. Por el lado contrario, sólo el 13% de las encuestadas ni tiene ni desea tener descendencia.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Empieza de nuevo el cole

Hoy ha sido el primer día del nuevo curso del Gordito en la guarde. Por supuesto, él se ha quedado estupendamente, dando besos a sus profes y deseando poder jugar otra vez con sus amigos.
Por mi parte, aunque tengo que reconocer que tenía ganas de que volviera, para recuperar esas horitas para mí mismo, me ha dado una pena enorme, que se han traducido en lágrimas una vez que he llegado a casa. ¿Cómo una personita es capaz de sacarme de mis casillas tan fácilmente y al mismo tiempo ser la personita a la que más quiero y necesito en este mundo?
Lo mejor ha venido a la hora de recogerle. Durante el mes de agosto, no sé si debido a que estaba con nosotros todo el día no estaba demasiado cariñoso, no nos echaba de menos. Sin embargo, cuando he ido a recogerle, ha puesto esa sonrisa de tiburoncillo que me vuelve loca y ha corrido a abrazarme gritando "Mamá".
Pues mira, han merecido la pena esas lágrimitas.

viernes, 30 de julio de 2010

Tareas domésticas

Estoy indignada. Solicité una beca para la guardería del Gordito, y ayer me llegó un sms para que mirara mi puntuación. Obviamente, al estar en el paro, no me la han concedido, pero lo que me indigna no es eso.
Por situación laboral no nos han dado ningún punto, ya que mi marido trabaja a jornada completa y mi situación laboral es: TAREAS DOMÉSTICAS!!!! Y se quedan tan anchos... A ver si la Comunidad de Madrid se entera: mi situación laboral es DESEMPLEADA.
No entiendo como en una sociedad tan pretendidamente igualitaria se atraven a indicar que mi situación laboral es de tareas domésticas. Y si mi marido fuera el que se encuenta en el paro, ¿también indicarían tareas domésticas? Ja!
Me gustaría poder decir algo más, pero sería acordarme de madres que no tienen la culpa e insultos que no deben tener cabida en este blog.

miércoles, 28 de julio de 2010

En la piscina

Ayer hizo un año justo que nos mudamos a nuestra actual casa y una de las principales novedades era que tiene piscina, lo que se agradece muchísimo, sobre todo en esta época del año.
Una de las ventajas es que somos muy pocos vecinos y difícilmente coincides con ellos, por lo que la mayoría de las veces parece que tienes una piscina privada.
Hace poco coincidí con unos vecinos, un matrimonio, podríamos decir de mediana edad, aunque tirando a mayores. Yo estaba leyendo tranquilamente un libro y ella se puso a hablar por el móvil, y yo, no es que sea cotilla, pero no podía evitar escuchar la conversación. Ella le contaba a un amigo/a que estaba en la piscina ya que hacía mucho calor, pero que no le gustaba mucho tomar el sol, que no lo aguantaba, vamos. Después se puso a hablar de un libro de un tercero que, según ella, era de metafísica de andar por casa. Y, sintiéndolo mucho, ahí tuve que desconectar, ¿metafísica? ¿en la piscina? Sí, es que tengo unos vecinos muy cultos, y como una es del montón...
Y menos mal que a esta buena mujer no le gusta tomar el sol, porque desde entonces la veo muchos días pasando las horas muertas en la piscina, al sol cual lagarto...

lunes, 19 de julio de 2010

La próxima vez, menú infantil

Hace un mes estuvimos de boda. Era una de estas bodas a las que tienes que ir por compromiso, y  no familiar. Se trataba de unos amigos a los que no vemos desde hace mucho, mucho tiempo, con lo que la relación es apenas inexistente, pero, claro, como en su momento éramos muy amigos y ellos vinieron a nuestra boda... Y  a esto había que unir que la boda no era en Madrid y teníamos que desplazarnos un pueblo de Segovia... Además, era un jaleo, porque la ceremonia civil era en un pueblo, el banquete en otro y la posterior celebración en otro, cogiendo el coche para todo. Nosotros, como íbamos con el Gordito, decidimos ir sólo al banquete, pobrecito mío, le utilizamos de excusa para irnos pronto...

Pero, bueno, lo que no puedo entender es el afán de ostentación que tienen algunas parejas en sus bodas. Puedo entender que gente que se mueve en un determinado ambiente, en una determinada clase social, acostumbrados a ciertos lujos, opten por un menú más refinado. Pero lo que me cuesta entender es que gente de clase media se empeñe en "deleitar" a sus invitados con platos tan exquisitos que se quedan con hambre. Sí, creo que sabemos a qué me refiero, esos platos tan raros y esas raciones tan pequeñas que no sabes por dónde coger... Y como hay que ser original, ni tarta nupcial ni nada... Pero si esas tonterías son las que más gustan en las bodas!!!

De aquí el título del post: mi hijo fue el que mejor comió: embutido de primero y un filete con patatas de segundo. Así que en la próxima boda, lo tengo claro, si no quiero tener que pedirme una pizza al llegar a casa, que me pongan un menú infantil!!!

viernes, 16 de julio de 2010

Me, myself & I

Esto de estar en el paro es una auténtica faena (por no utilizar una palabra malsonante), y no hablo sólo de la falta de ingresos económicos. Llevo 6 meses inactiva y mi vida es como una montaña rusa llena de “loopings”: paso de la depresión total a la absoluta tranquilidad.

Hay días que amanecen despejados, con buena temperatura y previsiones de pasar la mañana tranquilamente en la piscina, leyendo un libro, o dedicándome tiempo a mí misma (que eso viene bien siempre), convertirme en una mantenida y disfrutar de las “marujeces” de la vida.

Pero hay otros días en los que las nubes del fracaso se ciernen sobre mi conciencia. ¿Para esto estudié 5 años una carrera? ¿Para esto estuve 10 años trabajando en la empresa, dándolo todo por ellos? ¿Para que no me dieran ninguna alternativa y tuviera que irme? Ah, sí, me dijeron que me iban a llamar para que trabajara para ellos como free lance y yo, tonta de mí , me lo creí… porque al final contrataron a una agencia que les cobra un pastizal, pero bueno, esto da para otro post, así que no adelantemos acontecimientos…

Se me olvidaba comentar un detalle, tengo un precioso hijo de 2 años y medio y todos estos acontecimientos me han confirmado que la famosa teoría de la conciliación de la vida laboral y personal es un cuento de hadas.