miércoles, 12 de enero de 2011

Mamá, quieo kis

El pasado lunes, mientras estaba preparando la merienda del Gordito, éste salta:
- Mamá, quieo kis (es decir, mamá, quiero pis)
- ¿quieres hacer pis, cariño?
- Ki (sí)
Y, esta frase, que en un niño de tres años debería ser el pan nuestro de cada día, me cogió de sorpresa, porque en este aspecto, como en el del habla, el Gordito no termina de arrancar...
Y la verdad es que hizo pis, al igual que las otras tres veces más que volvió a pedirlo a lo largo de la tarde. Estábamos supercontentos, pero, desgraciadamente, al día siguiente, el Gordito volvió a su habitual mutismo en lo que se refiere a las necesidades fisiológicas...
La semana que viene hay una reunión en la guarde sobre el control de esfíteres. Y nosotros, tanto el Gordito como yo, nos sabemos muy bien la teoría. El pis y la caca se hace en el váter, y si le pones, lo hace sin problemas. Pero la práctica... pues es otra cosa.
Y en esas andamos, en la ardua tarea de quitar el pañal... madre mía la que nos espera...

viernes, 7 de enero de 2011

En el fondo, todos llevamos una Belén Esteban dentro

Pues sí, y aunque nos cueste reconocerlo, todos, en algún momento de nuestra vida, sacamos la Belén Esteban que llevamos dentro y por nuestros hijos... matamos.
Y es que los hijos, pequeños o grandes, duelen mucho y nos morimos por dentro cada vez que pensamos que alguien les puede hacer daño, físico o mental.
Hoy, día de Reyes, no ha sido un buen día para nosotros, como padres. Aunque el Gordito se lo ha pasado en grande con el montón de juguetes que le han traído sus Majestades los Reyes Magos en las diferentes casas familiares.
Tenemos unos amigos con los que nos llevábamos estupendamente, y, aunque últimamente la relación se ha visto un poco afectada (es un tema que da para escribir más de un post, así que algún día me pondré a ello), les hemos pedido unos regalitos a los Reyes para ellos. Tienen un niño un año más pequeño que el Gordito y nos hacía ilusión poder darle los regalos, que ellos le dieran el suyo al nuestro y verles la carita. Realmente, sus caras es lo mejor de este día, sus nervios, sus manitas rompiendo el papel...
Ellos tienen una casa superespecial a la que no quieren que suba nadie, por lo que ya nos imaginábamos que no íbamos a ir allí, y claro, como nosotros vivimos fuera de Madrid, y su hijo tiene unas rutinas inquebrantables, pues no se les puede decir que vengan... El caso es que les hemos llamado un par de veces para quedar y al final me dice que en la puerta de la casa de su madre, es decir, en la calle, con el día que estaba haciendo, chispeando y con frío...
Y nos ha dolido muchísimo, qué se supone, que mi hijo no tiene derecho a recibir un regalo en una casa y que nosotros no tenemos el nivel como para darle nuestros regalos a su hijo en un lugar bajo techado???
Y, obviamente, hemos pasado del tema y no hemos ido. Al cabo de un par de horas ha llamado preguntando si nos habíamos perdido, bromeando. Y yo le he respondido que teníamos que ir a comer con mi padre y que no nos parecía bien tener que dar los regalos en la calle... y ella ha respondido que bueno, que ya nos lo daríamos si cuadraba. ¿si cuadraba? En fin, que luego nos ha mandado un sms para decirnos que estaba en su casa y si nos queríamos pasar... como ya era muy tarde y nuestro hijo también tiene sus rutinas (aunque nosotros seamos mucho más flexibles) pues les hemos dicho que no y que a lo mejor mañana...
Pero eso  no ha sido lo que más nos ha dolido del día. El día 13 es el cumpleaños del Gordito y el sábado 15 teníamos pensado celebrarlo con la familia. Llamo a mi cuñada y me dice que no, que ya había quedado y que se van al pueblo con unos amigos, y que el siguiente fin de semana tampoco puede ser porque tiene entradas para Fitur. Pues muy bien. Sé que mi hijo no es el centro del universo (aunque para mí sí lo sea), pero que su tía, que sabe perfectamente cuándo es su cumpleaños, no pueda llamar antes de quedar para preguntar cuándo vamos a celebrar el cumpleaños, pues me duele. Sobre todo porque no es el primer feo que le hace. El Gordito ha estado malito y no ha sido capaz de llamar para preguntar por él, y así un montón de veces. Y qué se supone que tengo que hacer? Celebrar su cumpleaños casi un mes después?
Y si yo estoy molesta, pues imaginaros como está el padre del Gordito con la actitud de su hermana, que significa que los dos primos del Gordito no van a estar en su fiesta de cumpleaños...
Así que el día de hoy ha estado muy completito, para olvidar, como el resto de estas fiestas que hoy, afortunadamente han terminado...